lunes, 13 de febrero de 2012

EL SISTEMA de ARCHIVO (I)


Antecedentes y evocación

Una vez concluida la publicación del artículo sobre gestión urbanística, doy por terminada la pequeña incursión en el terreno del urbanismo, para volver a centrarme en los aspectos sobre la aplicación del AutoCAD en un entorno de trabajo sobre “arquitectura”.

En todo caso, antes de avanzar en los aspectos más relevantes sobre el “sistema de archivo”, me gustaría enlazar con otra entrada anterior sobre el repertorio de bloques, y la forma de desarrollar o utilizar ese sistema. 

En aquella ocasión se habían puesto a disposición de los lectores, varios archivos DWG que a su vez contenían repertorios de bloques organizados de forma que cuando se insertan en cualquier archivo de trabajo, una vez desempaquetado el conjunto, se pueden copiar y mover como objetos independientes.

Hoy voy a completar aquel sistema con otros “tres” archivos de bloques o plantillas que yo mismo he recopilado o elaborado, pensando que pueden ser útiles en el trabajo cotidiano. El contenido de los tres archivos se puede ver en las imágenes adjuntas.

  • El primero de ellos es una recopilación que ha proliferado bastante, al menos en el entorno de Salamanca, aunque en origen el archivo procede de la firma “ROCA” de aparatos sanitarios.
 Archivo: “AprtsSntrs.dwg

  • El segundo archivo contiene un repertorio con todas las secciones de los perfiles de acero laminado en caliente, que se regulan en la norma española. Los bloque están dibujados en “metros” con sus dimensiones reales, y el punto de inserción se sitúa normalmente en el CDG, para los perfiles principales y simétricos.                               
Archivo: “PrfACR.2.dwg

  • El tercer archivo contiene una “plantilla tipo” para elaborar un perfil longitudinal de una calle o camino, incluyendo distancias parciales y totales, cotas de rasante, explanación y/o terraplén, zanja de saneamiento etc.
Archivo: “PrfTPGRF.1.dwg



Los problemas del archivo

Una de  las cuestiones que supone una cierta improvisación entre todos los profesionales de arquitectura con los que yo he podido relacionarme, es la forma de  almacenar los archivos de los trabajos que pertenecen a cada proyecto y se van realizando con AutoCAD o con otros programas, constituyendo lo que podríamos denominar como: “El sistema de Archivo”, entendido como la forma de localizar y/o recuperar proyectos anteriores, separados en el tiempo, más allá de lo que se recuerda en las semanas o meses siguientes a la conclusión de cada trabajo, y desde luego poder realizar modificaciones, que con el tiempo se mantengan claramente identificadas respecto al trabajo inicial.
 
Inicialmente cuando se empieza a trabajar con AutoCAD , el repertorio de archivos independientes es relativamente limitado por lo que suele bastar con alojar los diferentes archivos en una carpeta común, con un nombre claramente descriptivo o evocador sobre su contenido, o bien el nombre del cliente o algo similar.

Esto llega al límite en muy poco tiempo, ya que en cuanto empieza a sistematizarse el trabajo cotidiano, el repertorio de casos se multiplica, y pasado un cierto tiempo, el número de archivos en la carpeta crece con rapidez y el tiempo que se dedica a “leer” esa lista de nombres se vuelve importante y el sistema inadecuado. Aunque la lista se ordene alfabéticamente, no siempre es fácil recordar el nombre que se había puesto “precisamente” al archivo que se busca, especialmente si el criterio para elegir su nombre, fue improvisado en su momento.

Siempre puede haber alguien que piense que plantear este tipo de problemas es como “ahogarse” en un vaso de agua, ya que el Sistema Operativo actual W7, tiene una “herramienta de búsqueda bastante potente, y con que escribamos una parte del nombre, es capaz de localizar rápidamente todos los archivos que cumplen esa condición. Aunque en principio el argumento es válido, hay que decir que la cantidad de archivos y carpetas puede crecer considerablemente y como ejemplo, puedo decir que yo, en mi archivo de trabajo dispongo de unos 70.000 archivos y 5.400 carpetas ocupando un espacio de unos 45 Gb. Me consta que en un ámbito profesional, tampoco son cifras demasiado importantes y si bien yo llevo bastantes años acumulando trabajos en el ordenador, por otra parte el número de proyectos es relativamente limitado, por lo que cualquier estudio de arquitectura puede alcanzar esa cifra en pocos años, especialmente si consideramos que con la evolución normal de la informática, el ritmo de incorporación de nuevos archivos se acelera paulatinamente de forma inexorable.
                                                                                                                                   
El galimatías del sistema de archivo, aún se puede complicar mucho más, ya que otra salida inmediata de las etapas iniciales, es la de dejar los archivos simplemente en el “escritorio” de Windows. Esto  puede resultar todavía más pernicioso, ya que el “escritorio” es una carpeta “virtual” dentro del “sistema operativo” que se redirecciona internamente, y es difícil localizar dentro del conjunto de carpetas del sistema, que suele restringir su acceso por motivos de seguridad. Dado que antes o después vamos a tener algún percance de “sistema operativo”, ya que o bien falla este, o tenemos que formatear disco y reinstalarlo todo, o simplemente cambiamos de ordenador, la dificultad para asegurar la localización de “todos” los archivos que se habían acumulado, puede convertir esa tarea en una mera  “ilusión”.

Con el fin de superar esa patología tan frecuente, de dejar las cosas “sueltas” por el “escritorio”, y también demasiado frecuente en la vida cotidiana fuera del ordenador, el sistema operativo “Windows” ha implementado una carpeta especial denominada “Mis Documentos”, que junto con un sistema de “librerías”, permite reunir los archivos de trabajo en un lugar común, al que se accede con facilidad navegando por el explorador de archivos del sistema operativo. Este sistema puede ser una alternativa bastante razonable, ya que dentro de la carpeta “Mis documentos” se puede organizar un “arbol” completo de subdirectorios y carpetas, para alojar dentro, todos los trabajos y archivos que sea conveniente sin más limitaciones que la capacidad del disco del ordenador.

De todas formas, la carpeta “mis documentos”, sigue siendo una carpeta propia del sistema operativo, que se redirecciona con el sistema de variables de configuración, y aunque es fácilmente localizable y segura dentro del sistema operativo, si accedemos al sistema de archivos o al disco desde otro sistema diferente, como puede ser el caso de “linux”, también tendremos que localizar su ubicación dentro del conjunto de carpetas propias del sistema operativo.

El antiguo diskette

Aquellos que iniciamos el paso al ordenador hace bastantes años, hemos conocido los famosos “diskettes”. En mi caso los primeros eran de “cartulina” con un diámetro de 5” ¼ , que enseguida evolucionan hacia los de carcasa rígida de plástico y 3”1/2.


En aquellas épocas el problema de archivo que estamos comentando, se abordaba casi siempre, “almacenando” en uno o varios “diskettes”, todos los archivos vinculados a un determinado proyecto, el cual una vez concluido, se “borraba” del disco duro del ordenador. Ese repertorio de discos externos, iba creciendo paulatinamente pero obviamente era mucho más manejable que las propias “cajas” y carpetas de los proyectos, por lo que siempre se consideraba que mantener un archivador externo de discos, era un gran avance, aunque naturalmente se mantenía paralelamente un “archivo” físico de proyectos y planos en papel.

Los discos duros de los ordenadores en aquella época podían tener una capacidad de unos 20 Mbytes, y aunque los programas tampoco eran demasiado grandes, resultaba extraño que alguien se plantease la posibilidad de organizar el archivo de los trabajos dentro del disco “duro” del ordenador, por lo que el sistema de “diskettes” a fin de cuentas era una “replica” del archivo físico que cada arquitecto mantenía.

Con la generalización de los CDs, que se produce a mediados de los 90s, este panorama cambia considerablemente, ya que por un lado ha crecido vertiginosamente la capacidad y fiabilidad de los discos duros, y por otra parte adquiere cierta divulgación y notoriedad que realmente los soportes externos como “dikettes” o incluso los CDs, grabados, resultan mucho “menos” permanentes y fiables de lo que en una primera idea nos inclinábamos a pensar casi todos.

Es precisamente en esa época cuando se empieza a divulgar de forma general, el hecho de que el soporte más “fiable y barato” para un archivo de datos es precisamente el “disco duro” dentro del ordenador. Por otra parte con la evolución informática, en esa época ya empieza a generalizarse el trabajo técnico mediante ordenador, y en algunas administraciones se comienza a admitir el uso de soportes informáticos, y aunque el despegue de Internet, y los sistemas en red todavía están en pañales, (Win95) ya se intuye que un sistema de archivo a base de un soporte como los diskettes o incluso el propio CD, puede considerarse tan obsoleto o incluso más que el soporte en papel.

< .. queda pendiente una segunda parte para completar el tema. >

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