Antecedentes
y evocación
Una vez concluida la publicación del artículo sobre
gestión urbanística, doy por terminada la pequeña incursión en el terreno del
urbanismo, para volver a centrarme en los aspectos sobre la aplicación del
AutoCAD en un entorno de trabajo sobre “arquitectura”.
En todo caso, antes de avanzar en los aspectos más
relevantes sobre el “sistema de
archivo”, me gustaría enlazar con otra entrada anterior sobre el
repertorio de bloques, y la forma de desarrollar o utilizar ese sistema.
En aquella ocasión se habían puesto a disposición de
los lectores, varios archivos DWG que a su vez contenían repertorios de bloques
organizados de forma que cuando se insertan en cualquier archivo de trabajo,
una vez desempaquetado el conjunto, se pueden copiar y mover como objetos
independientes.
Hoy voy a completar aquel sistema con otros “tres”
archivos de bloques o plantillas que yo mismo he recopilado o elaborado, pensando
que pueden ser útiles en el trabajo cotidiano. El contenido de los tres
archivos se puede ver en las imágenes adjuntas.
- El primero de ellos es una recopilación que ha proliferado bastante, al menos en el entorno de Salamanca, aunque en origen el archivo procede de la firma “ROCA” de aparatos sanitarios.
Archivo: “AprtsSntrs.dwg”
- El segundo archivo contiene un repertorio con todas las secciones de los perfiles de acero laminado en caliente, que se regulan en la norma española. Los bloque están dibujados en “metros” con sus dimensiones reales, y el punto de inserción se sitúa normalmente en el CDG, para los perfiles principales y simétricos.
Archivo: “PrfACR.2.dwg”
- El tercer archivo contiene una “plantilla tipo” para elaborar un perfil longitudinal de una calle o camino, incluyendo distancias parciales y totales, cotas de rasante, explanación y/o terraplén, zanja de saneamiento etc.
Archivo: “PrfTPGRF.1.dwg”
Los
problemas del archivo
Una de las
cuestiones que supone una cierta improvisación entre todos los profesionales de
arquitectura con los que yo he podido relacionarme, es la forma de almacenar los archivos de los trabajos que
pertenecen a cada proyecto y se van realizando con AutoCAD o con otros
programas, constituyendo lo que podríamos denominar como: “El sistema de Archivo”, entendido como la forma de localizar
y/o recuperar proyectos anteriores, separados en el tiempo, más allá de lo que se
recuerda en las semanas o meses siguientes a la conclusión de cada trabajo, y
desde luego poder realizar modificaciones, que con el tiempo se mantengan
claramente identificadas respecto al trabajo inicial.
Inicialmente cuando se
empieza a trabajar con AutoCAD , el
repertorio de archivos independientes es relativamente limitado por lo que
suele bastar con alojar los diferentes archivos en una carpeta común, con un
nombre claramente descriptivo o evocador sobre su contenido, o bien el nombre
del cliente o algo similar.
Esto llega al límite en muy
poco tiempo, ya que en cuanto empieza a sistematizarse el trabajo cotidiano, el
repertorio de casos se multiplica, y pasado un cierto tiempo, el número de
archivos en la carpeta crece con rapidez y el tiempo que se dedica a “leer” esa
lista de nombres se vuelve importante y el sistema inadecuado. Aunque la lista
se ordene alfabéticamente, no siempre es fácil recordar el nombre que se había
puesto “precisamente” al archivo que se busca, especialmente si el criterio para
elegir su nombre, fue improvisado en su momento.
Siempre puede haber alguien
que piense que plantear este tipo de problemas es como “ahogarse” en un vaso de
agua, ya que el Sistema Operativo actual W7, tiene una “herramienta de búsqueda
bastante potente, y con que escribamos una parte del nombre, es capaz de
localizar rápidamente todos los archivos que cumplen esa condición. Aunque en
principio el argumento es válido, hay que decir que la cantidad de archivos y
carpetas puede crecer considerablemente y como ejemplo, puedo decir que yo, en mi archivo de
trabajo dispongo de unos 70.000 archivos y 5.400 carpetas ocupando un
espacio de unos 45 Gb. Me consta que en un ámbito profesional, tampoco son
cifras demasiado importantes y si bien yo llevo bastantes años acumulando
trabajos en el ordenador, por otra parte el número de proyectos es
relativamente limitado, por lo que cualquier estudio de arquitectura puede
alcanzar esa cifra en pocos años, especialmente si consideramos que con la
evolución normal de la informática, el ritmo de incorporación de nuevos
archivos se acelera paulatinamente de forma inexorable.
El galimatías del sistema de
archivo, aún se puede complicar mucho más, ya que otra salida inmediata de las
etapas iniciales, es la de dejar los archivos simplemente en el “escritorio” de
Windows. Esto puede resultar todavía más
pernicioso, ya que el “escritorio” es una carpeta “virtual” dentro del “sistema
operativo” que se redirecciona internamente, y es difícil localizar dentro del
conjunto de carpetas del sistema, que suele restringir su acceso por motivos de
seguridad. Dado que antes o después vamos a tener algún percance de “sistema
operativo”, ya que o bien falla este, o tenemos que formatear disco y
reinstalarlo todo, o simplemente cambiamos de ordenador, la dificultad para
asegurar la localización de “todos” los archivos que se habían acumulado, puede
convertir esa tarea en una mera
“ilusión”.
Con el fin de superar esa
patología tan frecuente, de dejar las cosas “sueltas” por el “escritorio”, y
también demasiado frecuente en la vida cotidiana fuera del ordenador, el
sistema operativo “Windows” ha implementado una carpeta especial denominada
“Mis Documentos”, que junto con un sistema de “librerías”, permite reunir los
archivos de trabajo en un lugar común, al que se accede con facilidad navegando
por el explorador de archivos del sistema operativo. Este sistema puede ser una
alternativa bastante razonable, ya que dentro de la carpeta “Mis documentos” se
puede organizar un “arbol” completo de subdirectorios y carpetas, para alojar
dentro, todos los trabajos y archivos que sea conveniente sin más limitaciones
que la capacidad del disco del ordenador.
De todas formas, la carpeta
“mis documentos”, sigue siendo una carpeta propia del sistema operativo, que se
redirecciona con el sistema de variables de configuración, y aunque es
fácilmente localizable y segura dentro del sistema operativo, si accedemos al
sistema de archivos o al disco desde otro sistema diferente, como puede ser el
caso de “linux”, también tendremos que localizar su ubicación dentro del
conjunto de carpetas propias del sistema operativo.
El antiguo
diskette
Aquellos que iniciamos el paso al ordenador hace bastantes
años, hemos conocido los famosos “diskettes”. En mi caso los primeros eran de
“cartulina” con un diámetro de 5”
¼ , que enseguida evolucionan hacia los de carcasa rígida de plástico y 3”1/2.
En aquellas épocas el problema de archivo que estamos
comentando, se abordaba casi siempre, “almacenando” en uno o varios “diskettes”,
todos los archivos vinculados a un determinado proyecto, el cual una vez
concluido, se “borraba” del disco duro del ordenador. Ese repertorio de discos
externos, iba creciendo paulatinamente pero obviamente era mucho más manejable
que las propias “cajas” y carpetas de los proyectos, por lo que siempre se
consideraba que mantener un archivador externo de discos, era un gran avance, aunque
naturalmente se mantenía paralelamente un “archivo” físico de proyectos y planos en
papel.
Los discos duros de los ordenadores en aquella época
podían tener una capacidad de unos 20 Mbytes, y aunque los programas tampoco
eran demasiado grandes, resultaba extraño que alguien se plantease la
posibilidad de organizar el archivo de los trabajos dentro del disco “duro” del
ordenador, por lo que el sistema de “diskettes” a fin de cuentas era una
“replica” del archivo físico que cada arquitecto mantenía.
Con la generalización de los CDs, que se produce a
mediados de los 90s, este panorama cambia considerablemente, ya que por un lado
ha crecido vertiginosamente la capacidad y fiabilidad de los discos duros, y
por otra parte adquiere cierta divulgación y notoriedad que realmente los
soportes externos como “dikettes” o incluso los CDs, grabados, resultan mucho
“menos” permanentes y fiables de lo que en una primera idea nos inclinábamos a
pensar casi todos.
Es precisamente en esa época cuando se empieza a
divulgar de forma general, el hecho de que el soporte más “fiable y barato”
para un archivo de datos es precisamente el “disco duro” dentro del ordenador.
Por otra parte con la evolución informática, en esa época ya empieza a
generalizarse el trabajo técnico mediante ordenador, y en algunas administraciones
se comienza a admitir el uso de soportes informáticos, y aunque el despegue de
Internet, y los sistemas en red todavía están en pañales, (Win95) ya se intuye
que un sistema de archivo a base de un soporte como los diskettes o incluso el
propio CD, puede considerarse tan obsoleto o incluso más que el soporte en
papel.
< .. queda pendiente una segunda parte para completar el tema. >
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