Una vez concluidas las divagaciones anteriores, toca
entrar en materia concretando cuestiones más prácticas. En primer lugar lo que
se pretende desarrollar en este tema, es una forma particular de organizar, el
trabajo para desarrollar un proyecto de “arquitectura” con el “AutoCAD”.
Lógicamente como ya se ha comentado antes, el tamaño
del proyecto y la organización interna del trabajo habitual dentro del estudio,
son factores que condicionan esa estructura, además de las preferencias
personales de los responsables, no obstante dentro de mi propia experiencia he
ido adoptando diferentes ideas y esquemas, que con el tiempo y los cambios en
distintas versiones del programa se han ido depurando y ajustando, para llegar
finalmente a una configuración, que a mí me parece interesante, y que hoy
pretendo compartir desde aquí con aquellos que estén dispuestos a leerla con
algo de atención.
En primer lugar hay que decir que a pesar de que el
“tamaño” del proyecto es un factor de complejidad bastante obvio, por otra
parte resulta que la “estructura” organizativa de cualquier edificio, siempre mantiene
unas pautas y elementos comunes, que permiten organizar una estructura bastante
normalizada, con unos rasgos comunes perfectamente identificables.
La práctica
tradicional
En la práctica habitual, cuando se inicia el trabajo
en un sistema de CAD es común que se adopten estrategias para la elaboración del
proyecto, inicialmente derivadas del trabajo tradicional basado en la
delineación manual de los planos.
El trabajo tradicional, normalmente organiza los
“planos” del proyecto como un repertorio de hojas sucesivas, donde se van
plasmando los dibujos que describen rigurosamente el edificio. Al principio se
comienza por dibujar los elementos más amplios y generales, para luego ir concretando
con mayor grado de detalle y especialización a medida que se avanza por la
sucesión de planos. Esto permite configurar una “lista” ordenada, en la que los
primeros lugares corresponden a la “situación” y “emplazamiento” del proyecto,
luego la parcela y en su caso la disposición del conjunto de todas las
edificaciones, para desarrollar luego los edificios uno a uno, mediante un
repertorio completo de “plantas” “secciones” y “alzados” que describan de forma
rigurosa sus dimensiones y aspecto, tanto exteriores como interiores. Eso se
completa con los detalles constructivos que muestren los elementos singulares,
como las carpinterías de los huecos y la cerrajería, o la decoración del
edificio. Finalmente se completa el conjunto con otro repertorio “especializado”
de componentes más específicos y concretos como son la “Cimentación”, la “Estructura”
portante y las “Instalaciones” de todo tipo.
Esa lista de planos que en cualquier caso mantiene su
vigencia para describir el contenido de cualquier proyecto, servía de base para
organizar y distribuir el trabajo dentro del estudio. Cuando este se basaba en
la delineación manual, mediante esa lista se iba asignando el trabajo a los
distintos delineantes que dibujaban el proyecto, o bien si era uno solo, iba
desarrollando los distintos planos de forma secuencial. Por otra parte la
disponibilidad física del plano en papel, permitía que una vez elaborado cada
plano, se pudiera tener un cierto control aproximado del grado de desarrollo, a
través de un simple vistazo.
Planos
independientes
Una vez que se incorpora el dibujo sobre CAD y el
ordenador, al trabajo cotidiano en los estudios de arquitectura, obviamente la
lista de planos sigue presente, pero la forma de trasladarla al nuevo entorno,
dependen lógicamente de la formación, destreza y responsabilidad de cada una de
las personas que van adoptando las decisiones oportunas.
En un primer momento, resulta una opción bastante
inmediata tratar de elaborar cada plano en un archivo de dibujo independiente, aunque
esto se complica algo al considerar si todos los tamaños de los planos deben
estar normalizados o unificar el conjunto con un mismo formato de referencia donde
poder distribuir todos los elementos del proyecto, que si bien en los planos principales
del edificio es inmediato conocer el tamaño que ocupan para planificar su
distribución entre estos, en el caso de los detalles, resulta algo más complejo
decidir el grado de detalle y la escala relativa, ya que su importancia dentro del
conjunto es un proceso con cierta “realimentación”, a medida que se avanza en
el desarrollo.
Por otra parte, bajo este sistema también hay muchas
veces que se repiten elementos del edificio en diferentes planos, como puede
ser el caso de las “instalaciones” que normalmente se dibujan sobre las mismas
plantas de distribución general del edificio, pero configurando un repertorio
de planos adicional y diferente. En el estudio de trabajo manual, esto era una
etapa característica del trabajo, en la que se elaboraban varios juegos de
copias en “contra-vegetal” de las plantas de distribución una vez que estas se
habían comprobado y supervisado.
Con esa “repetición” de los mismos elementos en
diferentes archivos de trabajo, se rompe el principio del “origen único”,
facilitando la aparición de los errores de discrepancia y/o coordinación, ya
que cuando se hacen pequeños ajustes o modificaciones en alguna parte del
edificio, es preciso realizar un seguimiento sistemático y cuidadoso para
“corregir”, la misma modificación en “todos” los archivos donde se encuentra
reflejada esa parte del edificio, con la dificultad relativa de no disponer de
una rápida visión general como en el sistema tradicional.
Archivo
único
Una alternativa posible, es la de tratar de elaborar
“todo” el proyecto en un solo archivo, de forma que el repertorio de planos se va
extendiendo sobre el área de la pantalla, con la ventaja de mantener
localizados en una vista general, todos los planos que configuran el proyecto.
Esta forma de organizar el trabajo, que también se
practica con cierta frecuencia, puede adolecer del mismo inconveniente sobre el
“origen único”, ya que es bastante común la tarea de repetir partes del dibujo
que ya se han realizado, porque tienen que aparecen en otros planos sucesivos. Ya
se ha mencionado en el caso de las instalaciones del edificio, pero también en
el ámbito del “urbanismo”, donde es preciso incluir en la composición de varios
planos distintos, las mismas referencias sobre la cartografía del terreno,
incluyendo las edificaciones y elementos físicos existentes cuando se elabora
el documento.
En este caso también aparecen otras complicaciones, que
surgen con la consideración de los tamaños relativos que ocupan las distintas
partes del proyecto, ya que si se dibujan todos los elementos con el mismo
sistema de unidades, los tamaños aparentes del plano de situación, o la
parcela, con respecto a los planos de los detalles constructivos son demasiado
dispares entre sí.
Esto supone que finalmente se acaba separando el
proyecto en diferentes archivos de trabajo, que se suelen distribuir por los
tamaños aparentes: planos generales o de situación, edificio y los detalles
constructivos. En el caso de las instalaciones, es común integrarlas en el
edificio cuando se maneja el sistema de capas, ya que por sus propias
características encajan bien con esa herramienta.
Este segundo sistema podría aportar alguna ventaja
relativa respecto a la visión de conjunto, aunque la experiencia muestra que la
separación en archivos diferentes, suele improvisarse mucho en función de cada
proyecto y las costumbres o gustos de la persona que realiza el trabajo. La
complicación y el inconveniente que se derivan de esa cierta improvisación se
manifiestan normalmente en la dificultad para localizar los trabajos antiguos,
una vez que a transcurrido cierto tiempo, y no se recuerdan con facilidad las
circunstancias particulares del trabajo concreto.
Capas, Ventanas
y Espacio Papel.
Además de los inconvenientes ya descritos, hay que
tener en cuenta que el propio programa AutoCAD incluye algunos sistemas que
permiten abordar otras formas de organizar un proyecto que no existían en los
sistemas tradicionales y parece oportuno utilizar, para conseguir una mayor
eficacia y rendimiento del trabajo.
El primero de estos sistemas o herramientas es el
mecanismo de “capas”, con el cual se puede organizar una estructura interna
dentro del dibujo. Mediante ese sistema sería posible dibujar las diferentes
plantas del edificio superpuestas en su propio emplazamiento, ya que aunque el
dibujo de todas las capas visibles simultáneamente pueda resultar confuso, si
lo completamos con algún mecanismo rápido y eficaz para encender o apagar
conjuntos de varias capas con agilidad, podemos mantener dentro de un mismo archivo
de trabajo, todas las plantas y componentes horizontales del edificio. Como
herramienta para el manejo de conjuntos de capas, el sistema de “filtros” que
tiene implantado el programa, resulta bastante adecuado y oportuno.
Esta forma de organizar el proyecto, puede tener como
ventaja la facilidad para asegurar y comprobar la verticalidad y continuidad de
ciertos elementos, como los soportes de la estructura o los conductos de
desagüe o ventilación, cuya colocación precisa es una fuente de errores potenciales,
y que en este caso se vuelve más simple e intuitiva solo con el hecho de encender
y apagar las capas correspondientes. Por el contrario, un archivo de dibujo
único puede volverse demasiado grande, o complejo y pesado en función del
tamaño del edificio, y por otra parte la comodidad y eficacia del trabajo,
depende de forma muy acusada del sistema de gestión de capas y su manejo, por
lo que la coordinación de varias personas trabajando simultáneamente en un
mismo proyecto, se puede complicar.
El sistema de capas en su caso debe combinarse a su
vez, con un sistemas de ventanas en el “espacio papel” para lograr una mejor
eficacia del conjunto de esas herramientas, ya que el sistema de “ventanas”
dentro del “espacio papel” permite configurar un repertorio de “planos” que van
a formar el conjunto del proyecto, y a su vez permite seleccionar con facilidad
solo aquellas capas del archivo general que deben a ser visibles a través de
cada ventana.
De esta forma aunque el conjunto del edificio se
encuentre dentro de un solo archivo de trabajo, se configuran varios “planos” u
hojas de presentación diferentes, que quedan establecidas en el “espacio papel”
y dentro de cada una de ellas se van seleccionando las capas visibles para cada
hoja por separado, de forma que los distintos planos puedan a corresponder a
cada una de las distintas plantas del edificio, o incluso con variantes de cada
una. (Una planta con muebles y la otra con cotas y superficies, por ejemplo).
Incluso con el sistema de ventanas múltiples y
espacio papel, se puede tener otra utilidad adicional, ya que en un mismo “plano”
podemos representar la misma planta de un edificio a dos escalas diferentes,
resolviendo con bastante facilidad y elegancia el caso de tener que incluir en
un mismo plano, una pequeña ventana con un dibujo general y esquemático del
conjunto (con unas pocas capas activadas), y en otra ventana mayor, una zona
parcial del mismo objeto pero con mucho más detalle, incluyendo cotas, anotaciones,
u otros elementos situados en capas específicas.
Una de las grandes ventajas de esta forma de
organizar el proyecto, es precisamente la del “origen único”, ya que los
diferentes planos en los que se recogen diversas “variantes” del mismo
elemento, se van configurando siempre sobre el “mismo” archivo en origen. De
esta forma cuando sea preciso realizar pequeños cambios o ajustes del proyecto,
solo es preciso hacerlos en un único archivo que contiene el origen de todo, y
que luego se refleja automáticamente en todos los planos en los que interviene.
Para hacerse una idea clara de esto conviene pensar a
modo de ejemplo, en la necesidad de tener que desplazar un pilar o soporte de
un edificio, “ .. por razones del replanteo de la cimentación ..”, y la
diferencia que supone abordar esas correcciones, en un caso en que el proyecto
se haya dibujado todo él siguiendo el sistema de un archivo independiente por
cada plano ( El desplazamiento del soporte afecta a todas las plantas y a todos
los planos de cada planta ), y luego en la necesidad de “comprobar” que la
modificación se ha realizado correctamente antes de volver a “plotear”
nuevamente todos los planos del proyecto, en contraposición a un sistema de
archivo único, donde el simple hecho de visualizar simultáneamente todas las
capas donde se encuentra el soporte, permite asegurar de forma bastante
inmediata la integridad y el rigor de esa “modificación”.